A


llí estaba ella, sentada en el suelo, con su cuerpo sobre aquel contenedor lleno de basura, estaba apoyada sobre su desesperación, cansada de no poder solucionar sus problemas.


Aquel abrigo andrajoso de paño pesaba más que nunca, un bolsillo cargado de angustia, el otro lleno de desgracia. Pensaba en cómo la vida la había tratado así y no conseguía ver el final del camino.