Diecisiete trajes, doce corbatas combinadas con formas y colores diferentes y cinco dispares vestidos elegantes, diecisiete motivos para estar sentados en aquellos sillones altos de piel con ruedas y reposabrazos, entorno aquella mesa de patas gruesas de caoba con motivos geométricos.

Es una comisión de trabajo para intentar solucionar problemas graves, uno de los asistentes aquel hombre de unos sesenta años, cara arrugada del paso del tiempo, su experiencia es innegable, sus manos muestran que antes trabajó muy duro en todos las fases productivas, tras su gran bigote blanco y traje de pana marrón, dice una de sus iguales, una joven con dos carreras y un máster “Señorita, continúe con sus labores”


Hizo oídos sordos y continuó como si nada, frente a tan desafortunado comentario.